La actriz fue una de las reciente invitadas a “La Cabaña”, donde se emocionó hasta la lágrimas al hablar del trastorno alimenticio que vivió en su juventud.
En un nuevo capítulo emitido de “La Cabaña” por Mega, el docushow contó en esta ocasión con la participación de los actores Claudio Castellón, Fernanda Finsterbusch, Claudio Arredondo y Katyna Huberman, siendo esta última quien protagonizó un emotivo momento.
Todo se originó cuando se encontraban cenando junto a la conductora del espacio Karen Doggenweiler, momento en que la intérprete rompió en llanto al recordar su trastorno alimenticio.
“Entraste a una enfermedad de la que lograste salir de eso, ¿cómo saliste de eso, cómo lo enfrenaste? Un poco para ayudar a las cabras que son más jóvenes ahora y que no saben cómo salir de la bulimia”, le consultó Arredondo, quebrando por completo a Huberman.
“No sabría dar un consejo, simplemente (decirles que tienen que) agarrase de algo que las haga quererse, que siempre hay una luz, eso está claro, pero hay mucho rato que uno no ve nada”, comenzó relatando, evidentemente emocionada.
“Nos ves nada y ahí es donde te hundes. Hay que entender que uno está solo, somos parte de un todo, pero estás solo”, momento en el que no aguantó las lágrimas, rompiendo en llanto ante los demás comensales.
“Me da pena porque pienso en todos los que están pasando por lo mismo”, explicó la actriz, añadiendo que “hay un espacio en que es uno solo el que tiene que aprender a quererse, que no depende de nadie. Ni de tu familia, que muchas veces no se transforma en tu apoyo, ni mucho menos de tu pareja”.
“Yo creé mi realidad pensando que nunca era suficiente, que no me merecía ciertas cosas. El tema de la comida dura años, hay gente (a la) que le dura toda la vida, vives tu vida pensando en la comida, en lo que comiste, en lo que no comiste”, continuó con su relato, revelando que “cuando se me empezó a quitar de no sé, después de 10 años, el comer libremente comenzó como con un camino interior profundo, meditaba un montón, empecé a ir a yoga, empecé a ver mis virtudes reales (…) recién ahí me empecé a sanar”.